BUENO NIÑOS LA PRIMERA ACTIVIDAD QUE HARÁN POR QUE SERÁN DOS! ES LA SIGUIENTE, CABE MENCIONAR QUE TIENEN MEDIA HORA PARA ESTA, A LA MEDIA HORA ENTREN DE NUEVO AL BLOGSPOT Y ESTARÁ LA OTRA ACTIVIDAD! SALE??
LEAN EL SIGUIENTE FRAGMENTO DEL LIBRO "EL CEREBRO DE BROCA" DE CARL SAGAN, Y QUIERO QUE ME HAGAN UN ENSAYO, EN SU LIBRETA SOBRE LO QUE NOS HABLA CARL EN ESTE PEQUEÑO TEXTO, CLARO DEBERA SER CON SUS PROPIAS PALABRAS :), DEBERÁN ENVIARME SU ENSAYO POR COREO, YA SEA QUE VAYAN ESCRIBIENDOLO EN EL CORREO O QUE LO HAGAN EN WORD, LO ADJUNTEN Y LO ENVIEN, PUEDEN PREGUNTAR A ANA, O QUIEN ESTE EN EL CCA.
SALUDOS LOS VEO EN MEDIA HORA :) NO PIERDAN EL TIEMPO QUE NO ENVIE SU ENSAYO EN MEDIA HORA NO LO REVISO Y POR CONSIGUIENTE TIENEN CERO.
Vivimos en una época extraordinaria. Son tiempos de cambios pasmosos en la organización
social, el bienestar econ6mico, los preceptos morales y éticos, las perspectivas filosóficas y
religiosas y el conocimiento que tiene el hombre de sí mismo, así como en nuestra
comprensi6n de este inmenso universo que nos acoge como grano de arena dentro de un
océano cósmico. Desde que el hombre es hombre se ha venido interrogando acerca de una
serie de cuestiones profundas y fundamentales, que nos evocan maravillas y, cuando
menos, estimulan un conocimiento provisional y dubitativo. Son preguntas sobre los
orígenes de la conciencia, la vida sobre nuestro planeta, los primeros tiempos de la Tierra,
la formación del Sol, la posibilidad de que existan seres inteligentes en alguna otra parte de
la inmensidad celeste. Y la mas ambiciosa e inquietante de todas, ¿cual es el origen,
naturaleza y destino ultimo del universo? Excepto en las mas recientes fases de la historia
humana, todos estos temas habían sido competencia exclusiva de filósofos y poetas,
chamanes y teó1ogos. La diversidad y mutua contradicción entre las respuestas ofrecidas
ya era claro indicio de que muy pocas de las soluciones propuestas podían ser correctas.
Pero hoy, como resultado del conocimiento tan penosamente arrancado a la naturaleza a
través de generaciones dedicadas a pensar, observar y experimentar cuidadosamente,
estamos a punto de vislumbrar unas primeras respuestas aproximadas a muchas de ellas.
Hay una serie de temas que entretejen la estructura del presente libro. Aparecen
tempranamente, desaparecen durante unos cuantos capítulos, y acaban por saltar de nuevo
a la luz dentro de un contexto generalmente distinto. Entre ellos, cabe citar los placeres y
consecuencias sociales de la empresa científica, la pseudociencia o ciencia pop, el tema de
las doctrinas religiosas y su estrecha vinculación con el anterior, la exploración de los
planetas y la busca de vida extraterrestre; y también, Albert Einstein, cuando se cumple el
centenario de su nacimiento. La mayor parte de los capítulos que componen el texto puede
leerse independiente-mente, pero el orden expositivo de las ideas aportadas ha sido
escogido con cierto cuidado. Como ya sucede en alguno de mis libros anteriores, no he
vacilado en incluir consideraciones de orden social, político o histórico siempre que lo he
creído necesario. La atención prestada a las pseudociencias puede parecer curiosa a ciertos
lectores. Los cultivadores de la ciencia popular recibieron años ha el apelativo de
«fabricantes de paradojas» (paradoxers), curiosa expresión acuñada en Inglaterra el siglo
pasado para designar a quienes inventan elaboradas e indemostradas explicaciones cuando
la ciencia ya había llegado mucho antes a la comprensión de los problemas y los explicaba
en términos mucho más simples. Hoy en día nos vemos invadidos por fabricantes de
paradojas. La actitud usual del científico es ignorarlos a la espera de que acaben por
desaparecer. Creo que seria útil, o como mínimo interesante, examinar con mayor atención
las pretensiones y argumentos de alguno de estos fabricantes de paradojas y confrontarlos
con los de otros sistemas de creencias tanto científicas como religiosas.
Tanto las pseudociencias como la mayoría de las religiones están parcialmente motivadas
por un interés en conocer la naturaleza del universo y nuestro papel en el, razón por la que
merecen toda nuestra consideración y atención. Además, creo que muchas religiones
pueden encerrar un intento serio de enfrentarse con profundos misterios de nuestras
historias individuales, tal como se analiza en el ultimo capítulo. Pero tanto la pseudociencia
como la religión organizada encierran muchos engaños y peligros. Aunque los practicantes
de tales doctrinas suelen desear que no existan críticas que precisen de una replica por su
parte, tanto en ciencia como en religión el único medio de separar las intuiciones más
fructíferas de los más profundos sinsentidos es el recurso a un examen escéptico. Espero
que las observaciones críticas que vierto en estas paginas sean reconocidas como un
intento constructivo. Creo muy acertada la observación de que todas las ideas tienen
idéntico mérito, bastante distinta de la catastrófica creencia de que ninguna idea tiene
mérito alguno.
Por tanto, este libro trata de la exploración del universo y de la de nuestro propio interior,
es decir, tiene la ciencia como tema. Quizá parezca muy diversificada la panoplia de ternas,
desde un cristal de sal a la estructura del cosmos, mitos y leyendas, nacimiento y muerte,
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robots y climatología, exploración de los planetas, naturaleza de la inteligencia o búsqueda
de vida fuera de nuestro planeta. Pero, y así espero que se capte, todos estos temas se
vinculan porque existen relaciones entre las diversas partes del cosmos, y también porque
los seres humanos perciben el mundo a través de órganos sensitivos, cerebros o
experiencias que quizá no reflejen las realidades externas con absoluta fidelidad.
Todos y cada uno de los capítulos de El cerebro de Broca se han escrito para una audiencia
sin distingos. Pocos son los casos en que he incluido ocasionalmente algún detalle técnico
(por ejemplo, en «Venus y el doctor Velikovsky», «Norman Bloom, mensajero de Dios»,
«Experimentos en el espacio» y «Pasado y futuro de la astronomía norteamericana»). No
obstante, no hay necesidad alguna de comprender dichos detalles para poder captar el hilo
argumental de la discusión.
Algunas de las ideas que desarrollo en los capítulos 1 y 25 las presente inicialmente ante la
Asociación Psiquiátrica Americana en una conferencia en memoria de William Menninger,
celebrada en Atlanta, Georgia, en mayo de 1978. El capítulo 16 esta inspirado en un
discurso de sobremesa de la reunión anual que celebra el Club Nacional del Espacio
(Washington, D.C., abril de 1977). El capítulo 18, en mi ponencia ante el simposio
conmemorativo del primer vuelo de un cohete propulsado por combustible liquido,
organizado por la Institución Smithsoniana y celebrado en Washington, D.C., en marzo de
1976. El capítulo 23, en un sermón pronunciado ante la Sage Chapel Convocation de la
Universidad de Comell en noviembre de 1977. Y el capitulo 7, en una charla mantenida en
la reunión anual de la Asociaci6n Americana para el Progreso de la Ciencia en febrero de
1974.
Este libro se escribe poco antes -por lo menos, yo creo que pocos anos o décadas antes- de
que arranquemos del cosmos las respuestas a muchas de nuestras engorrosas y algo
reverenciales interrogaciones sobre orígenes y destinos. Si antes no nos autodestruimos,
buena parte de nosotros llegara a conocer las respuestas. Si hubiésemos nacido cincuenta
años antes, hubiéramos podido maravillarnos, meditar y especular sobre los temas
indicados, pero sin poder hacer nada por descifrarlos. Si naciéramos dentro de cincuenta
anos, creo que ya se habrían descubierto los enigmas. Nuestros hijos conocerán y
aprenderán las respuestas antes de que hayan tenido ni la menor posibilidad de formularse
las preguntas. La época más exquisita, satisfactoria y estimulante para vivir es aquella en la
que pasemos de la ignorancia al conocimiento de estas cuestiones fundamentales, la época
en que comenzamos maravillándonos y terminaremos por comprender. Dentro de los 4.000
millones de años de historia de la vida sobre nuestro planeta, dentro de los 4 millones de
años de historia de la familia humana, hay una sola generaci6n privilegiada que podrá vivir
este momento único de transición: la nuestra.